"Porque un puente, aunque se tenga el deseo de tenderlo y toda obra sea un puente hacia y desde algo, no es verdaderamente puente mientras los hombres no lo crucen. Un puente es un hombre cruzando un puente, che."
Julio Cortázar, Libro de Manuel

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sábado, 31 de julio de 2010

¿POR QUÉ A VENEZUELA?

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Ángel Guerra Cabrera (especial para ARGENPRESS.info)

Lo que hay principalmente detrás del conflicto colombo-venezolano y su reciente agravamiento es que la revolución Bolivariana choca frontalmente con el plan de dominación estadounidense sobre América Latina.


Que Venezuela, país con reservas de petróleo y gas entre las mayores del mundo, tenga un rumbo independiente en pos del socialismo, promueva la democracia participativa, la unidad e integración de América Latina, la solidaridad, la paz y la cooperación entre los pueblos es intolerable para el imperio. Mucho más cuando movido por su sed insaciable de hidrocarburos y recursos naturales que comienzan a escasear, ha entrado en una carrera bélica permanente por el control de los países que los poseen y de las poblaciones que los habitan. Todo con el cínico pretexto de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico nada menos que enarbolada por el Estado campeón del terrorismo, primer mercado de droga en el mundo cuyas ganancias constituyen una gran tajada de su sistema financiero. A la élite de Estados Unidos la saca de quicio la amistad entrañable de Venezuela y Cuba y la profundización de los pasos para su unión económica, preámbulo, diríase, de su unión política. Raúl Castro ha resumido muy claramente el sentido de estos pasos en una reunión de alto nivel cubano-venezolana celebrada el simbólico 26 de julio: sólo unidos venceremos.


El imperio no perdona el importante papel de Venezuela en la liquidación del ALCA –proyecto de recolonización continental- y en el surgimiento de la ALBA, que practica las relaciones más fraternas y equitativas entre las naciones miembros y las promueve, aunque no sean miembros, con todas las naciones de América Latina y el Caribe. En respuesta a la Venezuela bolivariana, a los grandes movimientos populares antineoliberales y gobiernos más independientes gestados por ellos, Washington restableció la IV Flota y llegó al extremo de instalar siete bases militares en Colombia lo que junto a otros factores presentes en ese país, constituye una peligrosa amenaza de agresión para Caracas, que había tensado seriamente las relaciones bilaterales. En este contexto se produce la festinada acusación por el representante de Bogotá en la OEA de que Caracas mantiene campamentos de las guerrillas colombianas en su territorio, una gravísima provocación que ha puesto en grave peligro la paz entre los dos países hermanos salida del fanatismo proyanqui de Álvaro Uribe y su febril afán de protagonismo desde que se frustró su proyecto reeleccionista.


El presidente Hugo Chávez ha hecho cuanto ha estado a su alcance por armonizar las relaciones con Colombia y evitar un conflicto bilateral. De hecho, a petición de Uribe se convirtió en un factor principalísimo de distensión de la larga guerra de sesenta años en el país vecino y ha insistido invariablemente en la necesidad de una salida política al conflicto. Con justa razón ha invitado a las guerrillas de las FARC y el ELN a que comprendan que las nuevas realidades políticas requieren un cambio en su estrategia de toma del poder mediante las armas por una de negociación, sin que ello implique rendirse. Chávez informó con visible dolor la ruptura de relaciones con Colombia: lo anunció con una lágrima en el corazón, dijo.


Lula da Silva comentó su extrañeza por la conducta de Uribe cuando le faltan unos días para dejar la Casa de Nariño y “el nuevo presidente (Juan Manuel Santos) ha dado señales claras, incluso con los ministros que escogió, de que quiere construir la paz”. Lula, junto al ecuatoriano Rafael Correa, presidente pro tempore de UNASUR y su secretario general Néstor Kirchner han actuado rápidamente para atraer el tema al seno del mecanismo suramericano, un espacio, a diferencia de la OEA, favorable para que sin la presencia de Washington se expresen a plenitud los intereses de América Latina y el Caribe. UNASUR ha dado ya muestras de su capacidad de concertación política y esta es más necesaria que nunca para la región y para Venezuela en particular. La provocación de Uribe, la captura del terrorista Francisco Chávez Abarca, socio de Posada Carriles que confesó los planes desestabilizadores con que llegó a Venezuela, los desmelenados ataques al gobierno bolivariano del arzobispo de Caracas y las carretadas de dinero entregadas por Washington a la contrarrevolución configuran el cuadro subversivo con que se pretende frustrar la victoria chavista en las estratégicas elecciones de septiembre próximo.

http://www.argenpress.info/2010/07/por-que-venezuela.html

jueves, 29 de julio de 2010

JUICIO A VIDELA Y MENENDEZ EN CORDOBA. ENFERMERO DE LA UP1 CONFIRMA BRUTAL CRIMEN.

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No le permitieron reanimar a un preso y tras su muerte lo siguieron golpeando.
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Un ex enfermero de la Unidad Penitenciaria Nº1 volvió a comprometer hoy la situación del militar Gustavo Alsina, al confirmar la brutal tortura que sufrió un preso político hasta morir el 15 de julio 1976. Además, dijo que vio en la que hoy es la cárcel de San Martín a Luciano Benjamín Menéndez y al cardenal Raúl Francisco Primatesta.

Se trata de Julio Eduardo Fonseca, quien declaró que en el crudo invierno del primer año de la dictadura fue convocado "tres veces" a controlar los signos vitales del detenido René Moukarzel (un militante del Ejército Revolucionario del Pueblo), cuando estaba "estaqueado" bajo la nieve en un patio de la cárcel.

Fonseca declaró que Alsina lo llamó en esas tres oportunidades y que luego, cuando el preso, fue trasladado a la enfermería, el entonces teniente de la Policía Militar no le permitió reanimarlo.

"A las once de la noche lo traen con vida al hospital. Cuando lo ponen sobre la canilla yo intento asistirlo poniéndole oxígeno y Alsina me empuja contra una pileta y me dice déjalo que se muera. Cuando se muere Alsina le seguía pegando y se reía y decía 'la pagaste'", señaló confirmando así el relato que ayer dio otro testigo, el también ex preso político Fermín Rivera.

Finalmente, según el testimonio de Fonseca, Alsina, luego del golpe con el bastón, habría dicho mirando el cuerpo sin vida de Moukarzel: "Me la pagaste hijo de puta, me la pagaste".

El cabito Pérez. Otro de los acusados señalados por el testigo fue el ex cabo Miguel Ángel Pérez, a quien se le atribuye haber disparado en la cabeza al detenido Raúl Augusto Bauducco durante una requisa, ocasionándole la muerte. Aunque Fonseca no presenció ese hecho en particular, sí le atribuyó un rol protagónico en las torturas de los detenidos "especiales".

“Había diferencias en las guardias, las 'del terror' eran las de Alsina y el cabito Pérez”, dijo. E incluso recordó: “Un día a la siesta Alsina me pide que lo acompañe a hacer un recorrido. Había un interno que estaba con oxigeno, Verón (otra de las víctimas de esta causa). Él le arranca el suero y le pone una pistola en la cabeza y le dice que lo iba a matar. Verón estaba herido de arma de fuego".

Menéndez y Primatesta. Fonseca dijo que una vez vio en la UP1 al ex jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, y al cardenal Primatesta. “Menéndez si estuvo en el penal, no lo vi de frente, lo vi de espalda, junto al cardenal Primatesta”, señaló.

Otros testigos. Hoy también podrían declarar otros dos ex presos que inicialmente estaban convocados para ayer, pero por la extensión del testimonio de Rivera y la declaración espontánea del imputado Pedro Mones Ruiz (ex teniente), quedaron postergados.

http://www.lavoz.com.ar/cordoba/declara-un-enfermero-de-la-up1


ESCALOFRIANTES DETALLES DE CRÍMENES DENTRO DE LA UP1


El ex preso político Fermín Rivera amplió su declaración. Relató las muertes de Moukarzel y Bauducco.

El ex preso político Fermín Rivera brindó hoy escalofriantes detalles de dos crímenes que presenció cuando estaba detenido en la Unidad Penitenciaria Nº1: los asesinatos de René Moukarzel y Raúl Bauducco. Fue durante su segundo día como testigo, luego de iniciar su testimonio el jueves pasado.

Rivera dijo que recordaba con precisión la actuación de los imputados Gustavo Alsina y Miguel Ángel Pérez: "Una de las cosas que no me puedo olvidar, por más que he querido, es del teniente Alsina y del cabo Pérez".

Hoy también se conoció que los carteles de acceso al centro clandestino de detención de La Perla, al costado de la autopista Córdoba-Carlos Paz, recibieron pintadas que los organismos de derechos humanos calificaron de "intimidatorios".

El crimen de Moukarzel. "Cacho" Moukarzel, un médico que militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), murió tras ser "estaqueado" en el patio de la cárcel el 15 de julio de 1975 y, en su relato, Rivera incriminó directamente al acusado Adolfo Alsina.

Rivera declaró ante el Tribunal Oral Federal Nº1 que él estaba en la enfermería de la cárcel desde el 10 de julio, por haber sido golpeado por los represores. Allí llegó la noche del 14 Moukarzel, luego de ser torturado en el patio de la cárcel por recibir un paquete de sal de un preso común.

"Sólo cerré los ojos, nos habían pedido a todos que nos tapáramos la cara pero yo no podía. Yo sentí los sonidos cuando lo suben y lo ponen sobre la camilla. Estaba inconciente, sólo se quejaba. No se murió al instante", relató.

"Alsina lo hincaba con el fusil y en una oportunidad le empieza a pegar con un bastón de goma. En otra oportunidad le pega en el pecho hasta que Alsina le dice: 'Me la pagaste hijo de puta, ya te moriste'. Y le sigue pegando aunque sabía que ya estaba muerto", declaró.

Sin asistencia. Rivera recordó que un enfermero de apellido Fonseca trata de reanimarlo a Moukarzel, quien era respetado por los médicos del penal por sus conocimientos profesionales.

"Alsina lo empuja (a Fonseca) y le dice `dejalo que se atienda solo, que es médico'", agregó Rivera.

Según Rivera, los militares a cargo de la cárcel "estaban muy preocupados por las denuncias que hacían los familiares afuera" y "se habían dado cuenta de que había contactos con los presos comunes".

Así, según su relato, Alsina habría observado que Moukarzel recibió un paquete de sal durante sus tareas de fajina.

El caso Bauducco. El testigo también se refirió al crimen de "Paco" Bauducco, asesinado el 5 de julio de 1976 por un disparo en la cabeza. Rivera incluso realizó un dibujo para fundamentar su declaración.

Rivera afirmó que pudo ver desde su celda esa requisa, identificando a Miguel Ángel Pérez, uno de los acusados, como el autor del disparo. Y aseguró que sólo vio de espalda al oficial presente en el lugar, que según la instrucción sería el acusado Pedro Mones Ruiz.

"Se vuelve de hablar con el oficial y le que ahí le pega el tiro. Y cambia de mano la pistola y con el bastón golpea a los otros y les pide que griten 'viva el Ejército'", dijo Rivera.

http://www.lavoz.com.ar/especiales/juicio-videla/sigue-declarando-el-testigo-que-inicio-la-causa-up1

martes, 27 de julio de 2010

URIBE: FUNCIÓN DE DESPEDIDA

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Por Atilio A. Boron


Incondicional peón del imperio, Alvaro Uribe se despide de la presidencia de Colombia con una nueva provocación: la denuncia de la existencia de campamentos de las FARC en territorio venezolano. Ni lerdo ni perezoso, el Departamento de Estado salió a respaldar sin reservas la acusación formulada por Bogotá en la OEA, alentado por la supuesta “contundencia” de las pruebas presentadas por Uribe que denuncian al gobierno de Hugo Chávez por permitir la instalación de campamentos de la FARC y la realización de diversos programas de entrenamiento militar de unos 1500 efectivos de la guerrilla en territorio venezolano. El vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley, declaró con singular insolencia que “Venezuela ha mostrado una conducta desafortunada e insolente” con su vecino y amenazó que si ese país “no coopera, Estados Unidos y los demás países obviamente lo tomarán en cuenta.” En la misma línea se manifestó el subsecretario adjunto para América latina, Arturo Valenzuela, declarando que la denuncia hecha por Uribe era “muy seria.” Ambas declaraciones hablan elocuentemente sobre el talante moral de ambos funcionarios.


Fueron los administradores imperiales quienes le pidieron a Uribe una última “prueba de amor” pocos días antes de abandonar la presidencia. Como es de público conocimiento, el prontuario que la DEA, la CIA y el FBI han venido construyendo sobre Uribe por sus íntimas y prolongadas vinculaciones con los narcos no le permite desobedecer ninguna orden originada en Washington, so pena de correr la misma suerte que el ex presidente panameño Manuel A. Noriega y terminar sus días en una cárcel de máxima seguridad de los Estados Unidos.


Miente Uribe porque, en primer lugar, si las FARC controlan cerca del 30 por ciento del territorio nacional (como el propio gobierno colombiano lo ha reconocido más de una vez) no se entiende qué sentido puede tener distraer nada menos que 1500 hombres del teatro de operaciones en Colombia y organizar 85 campamentos guerrilleros en Venezuela. Es en la propia Colombia donde la crisis y putrefacción del Estado oligárquico permite que amplias franjas de su territorio, especialmente en las zonas selváticas, estén controladas por la guerrilla, los narcos y los paramilitares. Diversas autoridades ecuatorianas comentaron luego del ataque que las fuerzas colombianas realizaron en su territorio que Ecuador no limita al norte con Colombia sino con una tierra de nadie controlada por las organizaciones descriptas más arriba. Con una necedad sin límites Uribe acusa a sus vecinos de no hacer lo que él mismo ha dado sobradas muestras de ser incapaz de hacer: controlar su propio país. Cerrando los ojos ante esta realidad Estados Unidos se monta sobre esta falaz denuncia para, desde allí, acosar al gobierno bolivariano por su falta de colaboración en la lucha contra el narcotráfico, obviando el molesto hecho de que el mayor exportador mundial de cocaína –y, ahora, de narcotraficantes– es la Colombia militarizada por Uribe y devenida gracias a su invalorable colaboración en un protectorado norteamericano.


Ante semejante cuadro de descomposición política, denunciar que las FARC se instalan en Venezuela –¡y para colmo con el aval y la complicidad del gobierno de Hugo Chávez!– es una vulgar engañifa al servicio del imperio que carece por completo de entidad como para ser tomada mínimamente en serio.


En segundo lugar, ¿cómo olvidar que Uribe fue el hombre que mintió alevosamente cuando sus fuerzas, apoyadas por las de Estados Unidos, incursionaron en territorio ecuatoriano aduciendo que iban en persecución de una columna de las FARC. Las pruebas demostraron que los guerrilleros a los que supuestamente se perseguía luego de un enfrentamiento ocurrido en territorio colombiano estaban durmiendo –vestidos inclusive con pijamas– al momento de producirse el ataque y que, en consecuencia, lo que tuvo lugar en Santa Rosa de Sucumbíos no fue un combate sino lisa y llanamente una masacre indiscriminada.

Tercero, ¿cómo se le puede creer a un hombre que desde la presidencia convalidó la acción de los paramilitares y del terrorismo de Estado? El 16 de febrero de este año la unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía colombiana publicó un informe en el que se revela que algo más de 4000 paramilitares de las AUC, las Autodefensas Unidas de Colombia, aseguraron haber perpetrado 30.470 asesinatos en el período comprendido desde mediados de los ochenta hasta su “desmovilización” en 2003-2006. Agréguese a esto que tan sólo en el año 2009 los paracos y las “fuerzas de seguridad” asesinaron a 40 sindicalistas, convirtiendo a Colombia en el país más peligroso del mundo para ese tipo de actividad.


Cuarto, el denunciante es nada menos que el responsable intelectual y político de la masacre serial conocida con el nombre de “falsos positivos”. Durante los tres últimos años de gobierno de Uribe se comprobó que –ante el acoso del gobierno para que mostrara resultados concretos en la lucha contra la guerrilla– el ejército diseñó y ejecutó un plan criminal: recorrer las comunidades y aldeas más pobres del país ofreciendo trabajo a la enorme masa de desocupados y reclutando a un elevado número de indigentes, campesinos indefensos y jóvenes marginados, que luego eran asesinados a sangre fría y a sus cadáveres se los hacía pasar como pertenecientes a guerrilleros ejecutados en combate para cobrar la recompensa establecida por el gobierno u obtener estímulos o ascensos en su carrera militar. Según estimaciones muy conservadoras estos crímenes de Estado superan los mil casos.


Como ocurrió con todos los terrorismos de Estado que asolaron la región, los crímenes de lesa humanidad cometidos tenían también un trasfondo económico. En el caso de la Colombia de Uribe, entre las corruptas fuerzas armadas, los paramilitares y el narco se repartieron millones de hectáreas que en su desesperado éxodo dejaban tras de sí los campesinos desplazados por los bombardeos y masacres indiscriminadas a que estaban sometidos. La cifra de los campesinos desplazados ascendería a 4.500.000 y sus tierras –por lo menos unos seis millones de hectáreas– fueron luego transferidas, con gran provecho para los encargados de desalojarlos, a los terratenientes y el agronegocio, auspiciantes y cofinanciadores del paramilitarismo.


Este es el hombre que hoy levanta su dedo acusador en contra de la revolución bolivariana. Es evidente que lo suyo es una maniobra más, dictada por los estrategas del imperio, para acosar al gobierno de Hugo Chávez y para legitimar la violenta militarización de la política exterior norteamericana. Por eso Washington insiste en desplegar su impresionante dispositivo militar: allí están las siete bases en Colombia; en Aruba y Curazao, a pocos kilómetros del litoral marítimo venezolano; en El Salvador y en Honduras y, ahora, la autorización para introducir nada menos que 7000 marines y toda clase de armamento en la vecina Costa Rica. Por eso también la Cuarta Flota. El gobierno de Uribe cumple así un servicio de extraordinaria importancia tratando de crear las condiciones que justifiquen la intervención militar norteamericana en América del Sur y, en lo inmediato, mantener viva la tensión entre Colombia y Venezuela luego del recambio presidencial y perjudicar las chances electorales de Chávez.


Preocupado por su futuro y agobiado por el espectro de Noriega pudriéndose en una cárcel gringa, Uribe se esmera hasta el último día de su mandato para mostrar su total sumisión a los dictados de los imperialistas. Por eso es importante desenmascarar y denunciar al denunciante, y exigir la pronta intervención de la Unasur para desbaratar los planes de Washington en nuestra América. Este no es un tema para la OEA, que además no supo manejar la provocación uribista, sino para la Unasur, que será puesta a prueba con este incidente.

*Politólogo.

Página|12, 27/07/10

lunes, 26 de julio de 2010

PLAN DE AGRESIÓN CONTRA VENEZUELA, ORQUESTADO POR ESTADOS UNIDOS Y COLOMBIA

CARACAS.

El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, reveló informaciones de inteligencia provenientes de una fuente altamente confiable, según las cuales Estados Unidos y Colombia orquestan una agresión militar contra Venezuela, que involucra un ataque en su contra.


Desde el Panteón Nacional, el presidente Chávez leyó una misiva de este informante -que ya había alertado al líder venezolano sobre otros planes desestabilizadores- en donde se establecían los lineamientos que serían seguidos para generar el caos en Venezuela indicó el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información.


El presidente Chávez leyó una parte de la misiva, la cual reza: “La idea sigue siendo la generación del conflicto por el lado occidental, de manera que los últimos acontecimientos confirman todo o casi todo lo que éstos discutieron en parte por aquí, y otras informaciones que me han llegado desde arriba. Lo que están viendo ahora y está pasando recientemente es parte del plan integral. Nada está pasando sin tener conexión, todo está previamente estudiado y de acuerdo a la estrategia trazada. La fase de la preparación de la comunidad internacional con ayuda de Colombia está en plena ejecución, eso lo estás viendo; y lo del jueves en la OEA es parte del plan inicial, sólo que lo adelantaron, entonces se están uniendo la fase de preparación con la fase de ejecución. Esto quiere decir que las cosas parece que se están adelantando. Te mandé a decir que tienen fecha límite los eventos del 26, pero por alguna razón están adelantando movimientos que eran para ejecutar después. Aquí están acelerando la etapa de ejecución, y eso va unido al desplazamiento de una fuerza de contención hasta Costa Rica, con el pretexto de la lucha al narcotráfico”.


Continuó el líder venezolano leyendo este documento, en el cual dice que “la verdad es que su misión es apoyar las misiones militares de manera abierta porque ellos evalúan la reacción de la FARC y del ELN así como de los cubanos y los nicaragüenses y sacaron como conclusión que los colombianos solos no podrían ejecutar la operación en corto tiempo, de manera que decidieron involucrarse directamente cuando el conflicto se dé”.


Al final de la carta, el informante asegura que “la operación militar va. Veo que se están acelerando los tiempos. Lo más importante, hay un acuerdo al que llegaron por la misma petición colombiana de que ellos se encargaran en la frontera, pero no tienen intención ni mayor capacidad de conducir operaciones muy adentro del territorio, y lo que decidieron fue que como parte importante de la ofensiva, un objetivo es Mauricio y el otro la caída del gobierno. Recuerden el caso Noriega, eso lo harán los del norte, es una operación combinada con dos objetivos. No quieren entrar en Caracas, no se atreven a entrar en Caracas, están cazando a Mauricio sobre todo fuera de Caracas. Préstale atención a lo anterior, esto es muy importante”.


En este sentido, el presidente Chávez aclaró que Mauricio es un nombre clave que ha sido utilizado por él. “Mauricio es un viejo nombre que este soldado ha usado para este tipo de comunicaciones”.


Según este informante, las fuerzas conspiradoras “tratarán de neutralizar parte de la Fuerza Armada, tratarán de que algunas unidades no hagan nada, tratarán de llamar o incorporar militares retirados para controlar las ciudades, de manera que dile a Mauricio que tome muy en serio esas informaciones”.


Al respecto aseguró el presidente Chávez que normalmente no haría pública este tipo de información, “pero como son tantos los elementos que están en el panorama”, decidió hacerlo.


Agregó que todo cuadra a la perfección, comenzando con la captura del terrorista Chávez Abarca en Maiquetía. “¿A qué venía (Chávez Abarca) a Venezuela, el movimiento de la flota yanqui a Costa Rica, así de un día para otro, sorpresivamente? Calza perfectamente el concepto aquí expresado en esta comunicación, una fuerza de contención”.


http://www.rnv.gov.ve/noticias/?act=ST&f=2&t=133061




DOCUMENTOS REVELAN QUE EEUU Y COLOMBIA PLANEAN ATAQUE CONTRA VENEZUELA

Por Eva Golinger

La expansión militarista de Estados Unidos en la región y su estrategia de movilidad global están en proceso de ejecución contra Venezuela. La misiva que reveló el Presidente Chávez confirma los planes contenidos en documentos del Pentágono del 2009


Caracas, 24 de julio 2010 – El Presidente Hugo Chávez denunció este sábado que Estados Unidos planea atacar a Venezuela y derrocar su gobierno. Durante la celebración del natalicio del Libertador Simón Bolívar, Chávez leyo de una misiva secreta que había recibido de una fuente no revelada desde los Estados Unidos.


“Viejo amigo, hace años no le veo, como te comenté, lee los tres últimos que te envié, la idea sigue siendo la generación del conflicto por el lado occidental”, leyó Chávez del texto confidencial.


“Los últimos acontecimientos confirman todos, o casi todos, lo que éstos discutieron en parte por aquí y otras informaciones que me han llegado desde arriba”, continuó la carta.


“La fase de preparación de la comunidad internacional, con ayuda de Colombia, está en plena ejecución”, manifestó el texto, haciendo referencia a la sesión extraordinaria en la Organización de Estados Americanos (OEA) el jueves pasado, durante la cual el gobierno de Colombia acusó a Venezuela de apoyar “terroristas” y dar refugio a “campamentos terroristas” en territorio venezolano. El gobierno colombiano dio un “ultimatum” de “30 días” a Venezuela para permitir una “intervención internacional”. El Departamento de Estado también apoyó la posición de Colombia e instó a Venezuela que “debe responder frente a esta información ‘comprabada y confirmada’”.


La misiva continuó con más detalles, “Te mandé a decir que tienen fecha límite los eventos el 26, pero por alguna razón están adelantando movimientos que eran para ejecutarse después”.


“En los Estados Unidos se acelera la fase de ejecución con una fuerza de contención hasta Costa Rica con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico”.


El primero de julio pasado, el gobierno de Costa Rica autorizó la entrada de 46 buques de guerra y 7 mil marines estadounidenses en su territorio.


El verdadero objetivo de esta movilización militar, destacó el documento, es para “apoyar operaciones militares” contra Venezuela.


ASESINATO Y DERROCAMIENTO


“Hay un acuerdo entre Colombia y Estados Unidos con dos objetivos: uno es Mauricio y el otro es el gobierno”, reveló el texto secreto. El Presidente Chávez explicó que “Mauricio” es el seudónimo utilizado en estas comunicaciones.


“La operación militar va”, alertó el texto, y la realizarán “los del norte, pero no quieren entrar directamente a Caracas”.


“Están cazando a ‘Mauricio’ fuera de Caracas, es muy importante, te lo repito es muy importante”.


El Presidente Chávez reveló que había recibido comunicaciones de la misma fuente en ocasiones anteriores alertándolo sobre amenazas peligrosas. Recibió una carta de la fuente días antes de la captura de más de cien paramilitares colombianos en las afueras de Caracas, que eran parte de un plan de asesinato contra el jefe de estado venezolano. Otra comunicación le llegó en las semanas antes del golpe de Estado de abril 2002. “La carta habló de francotiradores y el golpe”, explicó Chávez, “y tenía razón, la información fue veraz, pero no fuimos capaces de actuar a tiempo para prevenir la situación”.


EXPANISIÓN MILITAR DE EEUU


Esta última revelación llega justo después de la decisión de romper relaciones con Colombia, tomada por el Presidente Chávez luego del “show” de Colombia en la OEA.
“Uribe es capaz de cualquier cosa”, alertó Chávez, anunciando que el país está en máxima alerta y las fronteras serán reforzadas.


En octubre 2009, Colombia y Estados Unidos firmaron un polémico acuerdo militar que autorizó a Washington la ocupación de siete bases militares y el uso del territorio completo para ejecutar sus misiones militares. Una de las bases señaladas en el acuerdo, Palanquero, fue citada en un documento de la Fuerza Aérea de Estados Unidos de mayo 2009, como necesaria para “conducir operaciones militares de amplio espectro” por todo el continente y para combatir “la amenaza de gobiernos anti-estadounidenses” en la región.


Palanquero también fue considerada una pieza crítica para la estrategia de movilidad global del Pentágono, como fue destacado en el Libro Blanco: Estrategia de Movilidad Global del Comando de Movilidad Aéreo, publicado en febrero 2009. “El Comando Sur ha identificado a Palanquero, Colombia (Base Germán Olano SKPQ), como un lugar de cooperación en seguridad (CSL por sus siglas en inglés). Desde este lugar, casi la mitad del continente puede ser alcanzado por un C-17 sin tener que reabastecer”.


El presupuesto de 2010 del Pentágonoincluyó una solicitud de 46 millones de dólares para mejorar la instalación en Palanquero, para apoyar la “Estrategia de Postura de Teatro” del Comando Combatiente, y “dar una oportunidad única para operaciones de amplio espectro en una sub-región crítica de nuestro hemisferio donde la seguridad y estabilidad está bajo la constante amenaza de insurgencias terroristas, gobiernos anti-estadounidenses, la pobreza endemica y las frecuentes desastres naturales”.


El documento de la Fuerza Aérea de mayo 2009 además reveló que Palanquero sería utilizado para “incrementar nuestra capacidad de conducir operaciones de Inteligencia, Reconocimiento y Espionaje (ISR por sus siglas en inglés), mejorar el alcance global…y aumentar la capacidad de guerra expedita”.


En febrero 2010, la Dirección Nacional de Inteligencia de Estados Unidos clasificó a Venezuela y el Presidente Chávez como “Líder Anti-estadounidense” en la región, en su informe anual de amenazas.


Estados Unidos también mantiene dos bases de operaciones de avanzada en Aruba y Curazao, apenás kilómetros de la costa venezolana. Durante los últimos meses, el gobierno venezolano ha denunciado la intromisión no autorizada de varios aviones no tripulados (drones) y otros aeronaves extranjeros en territorio venezolano.


Al mismo tiempo, documentos oficiales de Estados Unidos recientemente desclasificados revelan entre $40 a $50 millones de dólares en financiamiento a grupos y medios anti-Chávez, para alimentar el conflicto dentro del país, ejecutar acciones de desestabilización y subversión interna, y promover matrices de opinión a nivel internacional para justificar una agresión contra Venezuela.


Estas últimas revelaciones evidencian que están preparando un conflicto serio, peligroso y no justificado contra Venezuela; un país con una democracia vibrante y las más grandes reservas petroleras del mundo.


[Ver los documentos militares de Estados Unidos aquí: http://centrodealerta.org/documentos_desclasificados/ ]


http://centrodealerta.org/noticias/documentos_revelan_que_eeuu.html

lunes, 12 de julio de 2010

Libertad de prensa “made in USA”

Por Atilio A. Boron *


Pocos medios difundieron la noticia del fulminante despido de la periodista de la CNN, Octavia Nasr, por haber lamentado en su Twitter la reciente muerte del clérigo chiíta Hussein Fadlalá, a quien el gobierno de Estados Unidos tenía incluido en una lista de “terroristas internacionales”. Al parecer, Nasr no compartía ese juicio; además, en su desdichado mensaje decía que este clérigo se había destacado por defender los derechos de la mujer, habitualmente menoscabados por la ortodoxia chiíta. En efecto, Fadlalá se oponía a la ablación del clítoris, una tradición muy extendida en algunos países musulmanes, y no compartía la misoginia prevaleciente en las interpretaciones hegemónicas al interior del Islam.


Dos lecciones pueden extraerse de este incidente. Primero, que la autoproclamada “prensa libre e independiente”, de la cual la CNN sienta cátedra cotidianamente, es una piadosa (o, mejor, perversa) mentira. Es una “libertad” que sólo puede ejercerse cuando se dice o se transmite lo que quiere la clase dominante, expresada en la línea oficial establecida por la Casa Blanca. Recuérdese, si no, la insolente entrevista de Patricia Janiot al secretario general de la OEA, en donde la presentadora asumía descaradamente el papel de vocera oficial de Hillary Clinton durante la crisis hondureña.


En el caso que nos ocupa, bastó que Nasr se apartara de la línea establecida por el gobierno norteamericano –¡y en un Twitter!– para que la transgresora fuera despedida de inmediato, haciendo caso omiso de su extensa trayectoria en la cadena televisiva. Pese a ello, los ardientes defensores de la “libertad de prensa”, o de la “prensa independiente”, no se privan de fustigar a diario a gobiernos como los de Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador por sus presuntas agresiones al periodismo libre e independiente. No practican en sus casas lo que con tanta vehemencia exigen a quienes resisten sus designios imperialistas. Por supuesto, jamás escucharemos una queja del Departamento de Estado sobre la absoluta falta de libertad de prensa en países como Arabia Saudita o Malawi, dóciles clientes de Washington.


Segundo: la preocupante gravitación de los lobbies pro-israelíes en los grandes medios de Estados Unidos, privando al público norteamericano e internacional de acceder a información genuina. Sólo se publica, y bajo la forma y el tono acordes con lo establecido por el gobierno, aquello que es congruente con las “mentiras verdaderas” construidas por el Gran Hermano, que dictamina lo que existe y lo que no existe, y lo que hay que decir acerca de uno y otro. Ya no se habla más del feroz bombardeo a Gaza de hace poco más de un año, o de la criminal agresión a la flotilla humanitaria en aguas del Mediterráneo. En estos días la estrella mediática es... ¡el pulpo Paul! Como ya lo demostró hace décadas Noam Chomsky, la función de los medios no es facilitar la difusión de lo que ocurre y sus causas, alimentando la discusión democrática dentro del espacio público, sino confundir a las masas e impedir que ellas adquieran conciencia de lo que ocurre a su alrededor. Esa es la verdadera misión de la autodenominada “prensa libre” en Estados Unidos.



* Director del PLED/Centro Cultural de la Cooperación.


Página|12, 12/07/10

martes, 6 de julio de 2010

Madres repudian dichos de terrorista Videla

"En vez de pasar lo que dice, para que los jóvenes sepan qué fue lo que pasó en la dictadura, las Madres creemos que hay que mostrar lo que Videla hizo"

La Asociación Madres de Plaza de Mayo repudió hoy en un comunicado la difusión permanente de las palabras del ex dictador Jorge Videla y aseguran que "en vez de pasar lo que dice, para que los jóvenes sepan qué fue lo que pasó en la dictadura, las Madres creemos que hay que mostrar lo que Videla hizo".
"No pasemos la voz de Videla sino la voz de los desaparecidos, que combatieron con su vida todo lo que Videla reivindica", señala la nota que lleva la firma de la titular de la Asociación, Hebe de Bonafini.

"Videla reivindica atar a hombres y mujeres en una cama, violarlos y picanearlos para divertirse mientras los domingos iban a misa con sus familias", agregó.

"Videla reivindica el asesinato a mansalva por torturas, ahorcamientos, fusilamientos, tirar a las personas vivas al mar y la cobardía de llevarse a familias enteras y desaparecerlas y, como el caso de la familia Lanuscou, que en el cajón en vez del niño pusieran un muñequito".

"Videla reivindica los más de 500 campos de concentración. No es que Videla reindica la muerte sino el goce frente a la tortura, el goce de mirar después de un fusilamiento cómo se desangraban nuestros hijos".

"No pasemos la voz de Videla sino la voz de los desaparecidos, que combatieron con su vida todo lo que Videla reivindica", concluye la nota de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.



“Mis subordinados cumplieron mis órdenes”

El dictador habló por primera vez en un juicio por delitos de lesa humanidad. Asumió la responsabilidad por los crímenes cometidos bajo sus órdenes y le negó al tribunal el derecho a juzgarlo. Sentado junto a Luciano Benjamín Menéndez y los otros veintinueve procesados por el asesinato de 31 presos políticos de la UP1 de Córdoba, Videla reivindicó el fuero militar, se escudó en los decretos de Isabel Perón y anticipó que no va a declarar.

Por Nora Veiras


Con voz firme y tono menos castrense, Jorge Rafael Videla habló por primera vez en un tribunal de la democracia. “Asumo mi responsabilidad en la guerra interna librada contra el terrorismo subversivo, mis subordinados se limitaron a cumplir mis órdenes como comandante en jefe”, dijo el ex general que encabezó el último golpe militar de la Argentina. Repitió que el Tribunal Oral de Córdoba “carece de competencia” para juzgarlo por crímenes de lesa humanidad, reivindicó como su “juez natural al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas” y anunció que no va a prestar declaración. A menos de un mes de cumplir 85 años y de doce años de prisión, Videla apareció con mejor semblante, inclusive, que cuando en plena dictadura declaró ante corresponsales extranjeros: “Los desaparecidos no están ni vivos ni muertos, están de-sa-pa-re-ci-dos”. El jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, otro de los 31 acusados por las torturas y crímenes cometidos en la Unidad Penitenciaria 1 (UP1) de Córdoba también se hizo del micrófono. Con el mismo libreto que viene usando en los juicios en los que fue condenado ya en Tucumán y Córdoba, señaló que “los terroristas marxistas que, conducidos desde el extranjero, asaltaron la República porque no creían en nuestras instituciones democráticas, ahora aprovechan, se refugian y usan esas mismas instituciones democráticas para juzgar a quienes las defendimos”. Menéndez luego anticipó, al igual que su jefe máximo, que no va a declarar porque desconoce la Justicia civil.

Sin culpa

El viernes pasado apenas se empezó a leer la acusación contra los responsables del asesinato de treinta y un presos políticos de la UP1, entre abril y octubre de 1976, Videla había querido hablar. El presidente del Tribunal Jaime Díaz Gavier lo interrumpió porque no era ése el momento reservado para escucharlo. Videla, quien se había mantenido en silencio durante el Juicio a las Juntas en 1985, tuvo la oportunidad de explayarse, pero lo hizo por pocos minutos. Recordó que “la Cámara Federal juzgó en mi caso todos los hechos (...) considero que los hechos constituyen cosa juzgada. Nadie puede ser juzgado dos veces por la misma causa”. Dijo que en agosto de 1984 declaró por primera vez ante el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas y “siempre reconocí la autoría de las directivas que impartí en cumplimiento de la directiva 1 del Ministerio de Defensa y de los decretos firmados por el Poder Ejecutivo Nacional en pleno ejercicio de sus facultades constitucionales. Las directivas fueron calificadas de inobjetables por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas”.

Apenas asumió Raúl Alfonsín, el 10 de diciembre de 1983, dictó el decreto 158, por el cual estableció el juzgamiento de las tres primeras juntas militares a través del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. El 13 de febrero del ’84, ante las demoras y la falta de voluntad demostrada por el tribunal castrense, se sanciona la ley que reforma el Código de Justicia Militar y habilita a la Justicia civil a intervenir. El 11 de julio del ’84, la Cámara Federal le indica al Consejo Supremo que investigue si hubo violaciones a los derechos humanos. El 25 de septiembre es cuando el tribunal militar responde y califica como “inobjetables” “los decretos, directivas, órdenes de operaciones, etcétera, que concretaron el accionar militar contra la subversión terrorista”. El 4 de octubre, la Cámara Federal desplaza a los jueces castrenses y se hace cargo del histórico juicio. Videla es condenado a reclusión perpetua, inhabilitación absoluta perpetua, destitución del grado militar. El ex presidente Carlos Saúl Menem lo indulta en 1990, ocho años más tarde vuelve a prisión por una causa de robo de bebés: pasa 38 días en la cárcel de Caseros y luego en prisión domiciliaria hasta que en 2008 lo recluyen en la cárcel dependiente del Servicio Penitenciario Federal en Campo de Mayo.

Videla, al igual que Menéndez, nunca reconoció la jurisdicción civil. Ayer, antes de advertir que no va a declarar se permitió una precisión sobre la acusación que pesa sobre él por el asesinato de treinta y un presos políticos. Dijo que “el viernes se hizo mención a que la policía de Córdoba quedó subordinada a partir del 24 de marzo del ’76 al Ejército cuando, en realidad, por decreto de 6 de octubre de 1975 firmado por el doctor (Italo) Luder se dispuso a partir de esa fecha que todos las policías quedaban bajo el control operacional de las Fuerzas Armadas”.

Ese es otro de los ejes argumentales de la defensa de los represores: que sólo se limitaron a cumplir con los decretos de “aniquilamiento de la subversión” dictados por Luder, como presidente provisional, durante el mandato de Isabel Martínez de Perón. El testimonio de Fermín Rivera es elocuente del cambio que significó el salto de la democracia a la dictadura para los detenidos en la UP1.

Los subordinados

Apenas terminó Videla, tomó la palabra Menéndez con su ya conocida contextualización sobre “el marxismo internacional” que inspiraba a “los subversivos contra la sociedad occidental y cristiana”. Esta vez no parafraseó –como en diciembre pasado en otro de los juicios que lo tiene como protagonista– al fugaz ministro de Educación porteño, Abel Posse, pero siguió fiel a ese libreto. Los problemas de sonido que incomodaron a Videla se repitieron con algunos de los 17 militares, 13 policías y el médico civil, pero no fueron obstáculo para que hablaran sin inhibiciones. A tal punto que hoy continuarán con sus arengas

Entre los que se hicieron escuchar estuvo el comisario mayor retirado Carlos Alfredo Yanicelli, alias Tucán, imputado por tormentos a 210 personas y seis homicidios. Yanicelli fue designado director de Inteligencia Criminal de la Policía de Córdoba por Oscar Aguad mientras se desempeñaba como ministro de Gobierno de Ramón Mestre. Aguad es ahora el presidente de la bancada radical en la Cámara de Diputados de la Nación.

El coronel retirado Osvaldo César Quiroga pidió un pie para el micrófono y se despachó durante una hora. Quiroga, al igual que gran parte de los otros oficiales reivindicaron que Videla haya asumido su responsabilidad como jefe y se limitó a marcar el cumplimiento de órdenes. Quiroga también participó de la represión en el campo de concentración de La Perla. El teniente coronel retirado Enrique Pedro Mones Ruiz intentó hacer gala de cierto histrionismo para criticar al secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, y fue amonestado por el tribunal.

Cuando la tarde ya cedía a la noche, Francisco Pablo D’Aloia seguía hablando y fue el único que aceptó contestar preguntas. El fiscal, algunos defensores y hasta otros imputados recrearon entonces un diálogo inédito que continuará hoy. D’Aloia, acusado de haber participado en el traslado de los presos, el mecanismo para fraguar las supuestas fugas que justificaban los fusilamientos, pidió una pizarra para continuar hoy con su defensa. Frente a representantes de todos los organismos defensores de derechos humanos y de familiares de las víctimas, seguirán repitiendo sus argumentos en los que no asoma ni siquiera el arrepentimiento por las atrocidades cometidas. Un grupo de familiares de los acusados comparten el ámbito en el que por primera vez abrió la boca frente a jueces de la democracia el militar que más tiempo ejerció el poder de facto en la Argentina: Videla, durante cinco años.

Mones Ruiz y Duhalde

El represor Pedro Mones Ruiz, uno de los 31 acusados en el juicio a Jorge Videla y Luciano Menéndez, en Córdoba, tildó ayer de “terrorista” al actual secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde. Ocurrió durante las declaraciones voluntarias de los imputados, y al hacer mención al copamiento de La Tablada de 1989. Mones Ruiz dijo: “Eduardo Luis Duhalde, ese terrorista”, tras lo que fue reprendido de inmediato por el presidente del Tribunal, Jaime Díaz Gavier. “Ese señor”, se corrigió a continuación Mones Ruiz, para luego agregar que de todos modos para Duhalde “es un título honorífico” el calificativo empleado. Luego del incidente, el represor no habló más y el juicio pasó a cuarto intermedio para hoy. Algo similar había sucedido con la militante pro represión Cecilia Pando, que durante la primera audiencia del juicio en Corrientes le gritó a Duhalde el mismo calificativo, acompañado en esa ocasión por el gesto de degüello. Mones Ruiz había sostenido al comienzo de su indagatoria que en este proceso judicial se escucharían “testigos falsos con pruebas falsas”, producto del “odio como factor de lucha de aquellos que no se han apartado aún de las criminales enseñanzas del Che Guevara”.

“Es una cuenta pendiente”


Fermín Rivera, testigo en el juicio por la UP1


Ex preso político durante una década, Rivera hizo la denuncia que inició la causa hace ya 34 años. Relata la historia sobre la conformación de un verdadero campo de concentración y de exterminio.

Treinta y un presos políticos de la Unidad Penitenciaria 1 de Córdoba fueron fusilados por militares del III Cuerpo de Ejército entre abril y octubre de 1976, cuando la cárcel se transformó en campo de exterminio. Fermín Rivera escuchó en cautiverio la promesa del general Sasiaíñ de ejecutarlos “lentamente”, vio morir a varios compañeros y denunció los crímenes en plena dictadura. El viernes, con Videla y Menéndez en el banquillo, comenzó el juicio por el que peleó durante 34 años. “Relatar el asesinato de entrañables amigos es terrible, doloroso, pero es una cuenta pendiente con mis compañeros y con la historia”, dice. Ex preso político durante una década, Rivera repasa la historia de quienes encubrieron delitos de lesa humanidad, advierte que “vamos a luchar por verdad y justicia hasta que alcance a todos los responsables”.

–Empezó el juicio por los fusilamientos de sus compañeros y usted hizo la denuncia original.

–Hace 34 años que hice la primera denuncia y ha habido cantidad de frustraciones. La primera fue en la cárcel de Sierra Chica en octubre de 1976 con el juez de Bell Ville, Eudoro Vázquez Cuestas. Yo estaba hemipléjico. Le relaté las golpizas, el aislamiento, los fusilamientos, y respondió que no tenía jurisdicción pero que debía informar de mi denuncia a las autoridades militares. Era una amenaza velada. Seguí denunciando sin que nadie me escuchara hasta enero de 1983, cuando por una medida de fuerza de los presos me entrevistó un juez de Rawson y se empezó a instruir la causa. La Justicia llega después de 34 años.

–¿Cuándo cayó usted?

–El 27 de agosto de 1974, a la semana de la toma de la fábrica de explosivos de Villa María. Andaba recogiendo las armas después de la retirada y me detuvo la Policía Federal. En La Carlota me torturaron 24 horas para sacarme información de dónde iba a llevar las armas. Me siguen torturando en Río Cuarto y me llevan a la cárcel. Ahí empiezo a recuperarme de las lesiones, aunque todavía tengo secuelas. Un juez me dicta la preventiva y a fines de 1974 llego a la penitenciaría de Córdoba.

–¿Cómo era el trato?

–La relación con las autoridades penitenciarias era muy buena. Eramos doce presos políticos. Recibíamos tres visitas por semana, 18 horas en total, más una visita privada. Podíamos trabajar, hacíamos artesanías que nos permitían autogestionarnos, nos daban comida para cocinar, estudiábamos, teníamos radio y televisión. Puede decirse que se respetaban los derechos humanos, al menos de los presos políticos.

–¿El cambio fue después del golpe?

–En diciembre de 1975. Ahí requisa la Policía Federal y nos secuestran todo: cuadernos, libros, lápices, radios. Sólo permiten una visita semanal cortita. Y el 24 de marzo la cárcel se convierte en un campo de concentración y exterminio: nos aíslan, cierran puertas y ventanas, nos dejan con lo puesto. Fueron seis meses sin bañarnos, sin afeitarnos, haciendo las necesidades en celdas colectivas, diecisiete en la mía. Tuvimos que abrir un hueco en la pared para tirar el orín y las heces al patio. A los que sobrevivimos nos trasladaron a Sierra Chica el 30 de septiembre. En mi caso con hemiplejia por los golpes.

–¿Golpes a cargo de militares?

–Sí, a partir del 24 de marzo hay golpizas cotidianas. El general (Juan Bautista) Sasiaíñ nos dijo: “Están todos condenados a muerte, pero no se hagan ilusiones: van a morir lentamente, de uno en uno”. Se fue y empezaron a golpearnos, todos los días, hasta dejarnos sin conocimiento, ensangrentados, sin enfermería ni nada. Cuando llegamos a Sierra Chica los guardias vomitaban del olor que teníamos. Tuvieron que darnos hasta calzoncillos y medias porque la ropa que llevábamos, hilos de frazada cosidos con agujas de hueso, no servía para nada.

–¿Qué fue de los guardiacárceles?

–Los militares tomaron la cárcel y se hicieron cargo de los presos especiales. Los guardiacárceles sólo abrían los candados. La relación previa con ellos y con los presos comunes permitió que todo se conociera en el exterior de la cárcel a medida que sucedía. La primera consigna que nos propusimos a partir del golpe fue sobrevivir. La segunda, hacer conocer lo que pasara, se consiguió por la solidaridad de guardias y presos comunes. Durante seis meses pudimos sacar todos los días relatos pormenorizados escritos en papel higiénico. Nuestras familias no podían recurrir a diarios y canales, pero lo mandaban al exterior, donde se armó un movimiento de solidaridad que derivó en visitas de Amnesty, la Cruz Roja y otras organizaciones. Eso fue vital para sobrevivir.

–¿Cómo fue enterarse de que los sacaban para fusilarlos?

–A partir de la visita de Sasiaíñ nos preparamos para lo peor, aunque quedaba la secreta esperanza de que algo extramuros nos salvara. Cuando sacaron al primer grupo de compañeros dijeron “despídanse porque no vuelven”. Al otro día nos enteramos de que habían sido fusilados y supimos que de un momento a otro nos tocaba. La de San Martín es una cárcel enorme, con bullicio permanente, pero cuando sentíamos las pisadas de los militares se producía un silencio aterrador. Sacaban a uno u otro, en el pasillo le ponían capucha, mordaza, y se preocupaban por decir “salen para no volver”. La intención era recordarnos que nos iban a matar, a tal punto que a uno de los hermanos De Breuil lo hicieron ver el fusilamiento de su hermano y lo devolvieron a la cárcel para que lo contara.

–¿Los llevaban a otros campos de concentración?

–En general, no. Lo que hicieron hasta 1982, cada vez que alguien del Ejecutivo visitaba el Tercer Cuerpo, fue seleccionar a unos treinta presos de distintas cárceles y llevarnos a La Perla o a La Rivera como rehenes, por si había un atentado. Tenían una tabla de conversión: si moría un oficial superior nos mataban a todos; si era oficial jefe, a veinte; subalterno, a quince; suboficial, a diez; y si era soldado, a cinco.

–¿Cuántos presos políticos hubo en la UP1?

–Al momento del golpe éramos ciento veinte en dos pabellones. Para fin de septiembre había otros dos pabellones repletos, unos doscientos más. La política de exterminio estaba dirigida a los presos anteriores al golpe, tenían la certeza de que habíamos participado en hechos armados.

–¿Recuerda cuántas veces declaró en 34 años?

–Muchísimas, recuerdo las más importantes. La primera, ante el juez penal de Olavarría después de llegar a Sierra Chica. Lo único que le interesó fue que las lesiones eran previas al traslado, del resto no escribió nada. Después Vázquez Cuesta, otro juez en Caseros, el de Rawson que inició el sumario y, ya en libertad, ante el juez federal de Córdoba. Cuando se empezó a instruir la causa aparecieron las leyes de punto final y obediencia debida. Muchos de los que se insurreccionaron con (Ernesto “Nabo”) Barreiro están ahora como imputados.

–¿Qué sintió al ver ante un tribunal a los asesinos de sus compañeros?

–No se puede describir la sensación. A todos los compañeros que mataron los conocí profundamente y cada denuncia fue para que no quedaran impunes. Sentí como que descargaba un peso enorme, un gran alivio, aunque la felicidad nunca es completa. Sabemos –y ellos saben– que no fueron los únicos (ejecutores) sino los más notorios.

–¿Tendrá un significado especial declarar frente a Videla?

–Si fuera por mí trataría de evitar declarar porque cada vez que uno habla de estas cosas reabre heridas. Relatar el asesinato de entrañables amigos es terrible, doloroso, pero es una cuenta pendiente con mis compañeros y con la historia. Si sobrevivimos fue para esto, para que no se repita esta barbarie y esta locura genocida.

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